Se acerca un gran cambio de concepto con respecto a la forma en la que entendemos el trabajo dentro de la sociedad actual.
El trabajo conforma el pilar de nuestras vidas, es el aspecto que nos define y realiza como personas. Pero, en un cambio de era basado en tecnologías exponenciales, ¿cómo entenderemos el trabajo del futuro?
Hoy en día, desconocemos cuáles serán los trabajos que nos depara el mañana. Según expertos 7 de cada 10 trabajos aún no existe. La tecnología llevará consigo la destrucción de empleos, pero a su vez se crearán otros tantos.
Actualmente somos más de 7.000 millones de personas en el mundo, y se espera que en 2050 seamos unos 10.000 millones. ¿Cómo absorberá el mercado laboral tal cantidad de personas? ¿Qué ocurrirá entonces? Según estudios, se habla de que por primera vez en la humanidad, la población activa estará formada por 5 generaciones. ¿Deberemos preguntarnos entonces, cómo, dónde, cuándo y con quién querremos trabajar?
Una de las 6D, que ya hablaba en otros artículos. Desmaterializado será la más notable de todas. Grandes avances en los interfaces virtuales conformarán las nuevas vías de comunicación con el mundo a golpe de voz o un simple gesto. La flexibilidad y la desmaterialización ofrecerán nuevas alternativas no presenciales.
Un poco de historia
Desde que el hombre en la prehistoria comienza a trabajar para cubrir sus necesidades más básicas de comida y refugio, nace el deseo de mejorar estos quehaceres y comienza a diseñar artilugios que poco a poco iría evolucionando.
Hace 12.000 años, las poblaciones se hacen sedentarias y comienzan a trabajar la tierra. Como consecuencia surge la necesidad de almacenar, conservar y procesar los alimentos y bienes.
Poco a poco comenzaron a repartirse las tareas y aparecen los oficios y es cuando se comienzan a comerciar con bienes y servicios.
En la antigua Grecia, el trabajo estaba reservado a los esclavos, mientras que las élites de la sociedad podían permitirse ocupaciones más nobles. En la edad media, el pueblo era el que se encargaba de las tareas productivas.
Es en el renacimiento cuando aparece el primer cambio importante en el trabajo. Los artistas podían ganarse la vida en forma de arte y realización personal.
A raíz del siglo XVI, el trabajo comienza a tener valor en nuestra sociedad y es en el siglo XVIII, cuando empieza a ser una pieza clave dentro de la economía capitalista.
En 1768 la máquina de vapor inició lo que fue la revolución industrial y la mecanización del trabajo. La forma de pensar estaba cambiando. Tener un trabajo era una forma de ganarte la vida y de adquirir un status social, convirtiéndose así en el pilar de la sociedad.
A principios del siglo XX, la productividad, el salario y las vacaciones pagadas son parte de la vida laboral de un ciudadano que comienza a pensar en equilibrio entre vida y trabajo.
La llegada de la era digital, con los ordenadores y dispositivos móviles ha revolucionado totalmente la manera de trabajar y de pensar.
El futuro
Las verdaderas claves del futuro serán la autonomía y la flexibilidad. ¿Cuándo y dónde trabajaremos? Y ¿qué trabajo queremos realizar? Trabajaremos en cualquier sitio, lugares recónditos, orilla de la montaña, en la playa o en el bosque.
Según estudios de la universidad de Stanford, los entornos naturales aumentan la productividad en un 30%.
El entorno
La vida será sinónimo de trabajo y compenetración completa del uno con el otro. Hoy en día ya se comienza a hablar de integración de la vida laboral con la vida personal y no de equilibrio, como veíamos.
Lo que es absurdo incluso ya a día de hoy, es tener que desplazarse cada día a las grandes ciudades con el consumo de energía y tiempo que conlleva, estrés añadido y merma en la productividad.
La tecnología será una herramienta para acercarnos a la naturaleza sin tener que abandonar nuestro trabajo diario, siendo verdaderos “nómadas digitales”. Combinando el trabajo y el silencio con espacios inspiradores y valores que normalmente no tenemos en un puesto de trabajo normal. Todo esto hará que la creatividad y la productividad sea mayor, ayudándonos a ser mejores personas y más felices.
Nuevas interfaces y herramientas harán posible que llevemos el trabajo siempre con nosotros en cualquier lugar y momento del día.
Y si nos convertimos en nómadas digitales es gracias a las nuevas herramientas, que nos proveerán de mejores formas de colaborar y trabajar a distancia. Ya no estaremos atados a un sitio concreto, un horario estricto o un escritorio. La idea final es poder llevar el trabajo donde quiera que vayas, ya sea en el bolsillo, en el teléfono o en las gafas.
Para ello nuevos mecanismos de holografía y realidad aumentada, nos ayudarán a estar presentes en cualquier lugar y momento de una forma tan realista que será como si estuviésemos en verdad.
Ya hablaba de esto el film de «Los Sustitutos».
Expresar las emociones en el mundo digital
¿Será por tanto el fin de las relaciones humanas? ¿Se perderán los encuentros informales con compañeros tomando un café junto a la máquina?
Los humanos somos totalmente emocionales y unir esto con el mundo tecnológico es cuanto más complicado. Este es un tema que ya hablaba en el artículo “Emociones atrofiadas en el siglo XXI”.
En la gran mayoría de las ocasiones, necesitamos expresar las emociones para poder cerrar un trato o hacer que nuestra charla sea un éxito. ¿Cómo creéis que podrá solucionarse? Es un campo aún bastante virgen para seguir explorando y el que seguro, generará modelos de negocio con grandes beneficios.
Human Media Lab ya trabaja en estas soluciones híbridas entre telepresencia y holografía para acercar estas relaciones humanas.
¿El escritorio?
En cualquier caso, el replanteamiento del puesto de trabajo es totalmente necesario. En la actualidad una persona pasa sentado más de 12 horas al día. 8 / 10 horas en el escritorio, si vamos en coche o transporte público al trabajo y cuando llegamos a casa, nos sentamos a leer o a ver la televisión con la familia. No es para nada saludable. Procedemos del homo erectus y debemos cambiar la cultura y los hábitos cotidianos.
En el futuro, nos libraremos de la silla y del escritorio. Tendremos las manos libres, no más ordenadores, tabletas o smartphones. La realidad aumentada y la realidad virtual formarán parte de nuestra forma de entender el trabajo y harán que el ordenador esté en todas partes allá donde miremos. Trabajaremos en pie, corriendo o haciendo alguna otra tarea. Se integrará a nuestra vidas con el entorno que nos rodea y podremos manejarlo mediante guiños, gestos de nuestras manos o con la misma voz.
La tecnología hará que nuestro puesto de trabajo cambie por completo con nuevos interfaces inteligentes al más estilo Minority Report.
Empresas como Atheer Labs, ya trabajan en este tipo de dispositivos, podéis ver un video aquí.
Tendencias y tecnología inminente
Sea cual sea el trabajo que nos ocupe, la realidad aumentada puede hacernos más productivos. Recibir información en tiempo real de lo que debemos realizar en ese preciso momento sin abandonar lo que estuviésemos haciendo.
Imaginaos en el campo de la medicina por ejemplo la ventajas que podremos lograr con ello. Un cirujano podrá ver de una manera más clara la intervención que se encuentra realizando.
La economía colaborativa también puede llevar a una forma nueva de trabajar, los fablabs impulsan esta cultura. Estamos perdiendo las capacidades industriales de producción. La robotización hará que los productos “pierdan su alma”. Construir una máquina que hará que con ella puedas seguir construyendo (impresora 3d).
Este tipo de economía, reinventa el modelo de trabajo. Los intercambios y la enseñanza / aprendizaje dentro de ella son parte de la cultura. En ese caso, ¿cuál será la vía de ingresos? ¿Quizá el modelo actual de remuneración quedará obsoleto y por tanto el modelo de trabajo?
Los robots irrumpirán en todas las fábricas y puestos de trabajo. Podrán realizar cada vez más tareas, tiendas, almacenaje, hospitales… Todo puesto de trabajo basado en una rutina constante será automatizado y desaparecerá. Jardineros, transportistas, camareros, empleados de banca, traductores, taxistas…
Necesitaremos un proceso de cambio cultural para ver que las máquinas no son nuestros enemigos, si no que nos podemos apoyar en ellos para facilitarnos en nuestras tareas.
Los robots harán la parte pesada y repetitiva del trabajo, mientras que el humano aportará su creatividad y su experiencia en las tareas que sean imprescindibles el juicio y saber hacer.
Conclusión
En definitiva, estar relajados y trabajar al mismo tiempo no deben ser incompatibles. Es necesario construir un nuevo modelo de trabajo en el que seamos más libres, pero que también estemos “protegidos”. Las leyes deben cambiar.
El trabajador del futuro será más libre, independiente y creativo. Tendrá más opciones, movilidad, globalización, tecnología, cambios demográficos y, el más importante, un cambio de mentalidad.
Por medio del trabajo de cada individuo, creamos un mundo nuevo cada día. Por tanto, favorezcamos un nuevo movimiento para construir un mundo mejor.
Y dejo caer una pregunta a modo de reflexión, ¿realmente te dedicas a lo que realmente quieres o amas?