El intercambio de objetos en los seres humanos es una de las actividades más primitivas de todas las culturas desde que existimos y pudo hacerse más fácil mediante la aparición de monedas y dinero en general.

Para ello el hombre fue asignando valor a las cosas de una manera subjetiva según su escala de valores y a la ley de la “oferta y la demanda”, entre otros aspectos.

Diversos elementos tomados de la naturaleza fueron utilizados como medida de valor o patrón de referencia como las conchas, el cacao, la sal, las pieles, las especias y lo que todos conocemos, los metales preciosos como la plata y el oro.

La sal fue un producto imprescindible para conservar alimentos y de dónde procede la palabra “salario”.

El gran cambio se produce hacia el siglo XV cuando el dinero cambia de manos mediante las anotaciones en cuenta y los pagarés o promesas de pago. Estos pagarés, provenían en muchas ocasiones de los orfebres que custodiaban el oro y las joyas de las familias adineradas.

Los resguardos emitidos por ellos, dotaban a un papel una validez tal como los bienes salvaguardados. Por tanto finalmente llegaron a ser monedas de cambio.

En consecuencia, es posible considerar que estaban llevándose a cabo una serie de transacciones virtuales con el fin del intercambio de bienes o servicios.

La Actualidad

Si nos paramos a pensar, a día de hoy la mayoría del dinero se mueve electrónicamente bajo grandes cantidades de datos custodiados por los bancos y tan solo una pequeña parte del dinero que circula lo hace en forma de billetes o monedas.

¿Qué es lo novedoso en las monedas digitales que no se esté haciendo ahora? Pues realmente es su desarrollo tecnológico y la manera que cambia de manos ese dinero.

Bitcoin, es la moneda de mayor fama y como ocurrió con Kleenex para denominar a los pañuelos de papel, ha ocurrido con las monedas digitales. Existen más de 100 monedas con un valor de más de 4. 000 millones de dólares según datos de Coinmarket. (Aquí podréis ver la cotización de todas ellas). Por eso cuando se habla de monedas digitales es sinónimo de bitcoin, aunque realmente es una moneda de las muchas que existen a día de hoy.

El bitcoin, es un código informático único, guardado y registrado por el mismo usuario, pero a su vez, este código es controlado por todos los usuarios en tiempo real siendo la comunidad de usuarios la que garantiza el funcionamiento correcto de la moneda.

La información es almacenada en bloques de software formado cadenas cronológicas de información, y de ahí viene el nombre de cadena de bloques o blockchain, que es la tecnología que usan las criptomonedas.

Hecha esta diferenciación, quizá alguno habréis podido deducir que, realmente si es el usuario el que garantiza el funcionamiento del sistema, ¡la figura intermediaria en las transacciones desaparece! y ¿cómo ven los bancos lo que se les avecina?

Pues realmente, como ha ocurrido en todas las revoluciones industriales, y ésta no va a ser una excepción. Traen grandes transformaciones económicas, tecnológicas y sociales, por lo que las organizaciones que no se adapten a este cambio simplemente desaparecerán.

Hoy en día muy pocas entidades poseen la agilidad para involucrarse e innovar con la rapidez que lo hacen las startups y es por eso que están a la expectativa de esta nueva tecnología y otras muchas que les pegarán de lleno en breve como el IoT (internet de las cosas).

El futuro

Desde mi punto de vista, los bancos que no sepan entender la nueva forma de finanzas mediante economía colaborativa y participativa entre particulares, están destinados al fracaso.

Para los bancos es una amenaza en potencia ya que en teoría las monedas digitales prescinden de la figura intermediaria en las transacciones. Por eso entidades como BBVA o Bankinter ya han empezado a colaborar en startups como Coinbase y Coinffein respectivamente. Coinbase, es un sitio de referencia en el intercambio de monedas virtuales.

Google, Amazon, Facebook y Apple, conocidos actualmente con el término GAFA, no quieren quedar atrás en este nuevo mundo de las monedas digitales y planean su propia estrategia para entrar a formar parte de este gran pastel.

Amazon creó en 2013 Amazon Coin, su propia moneda con la que beneficiarse de suculentos descuentos en todos sus servicios. Aunque por el momento estas compañías, seguirán usando mayoritariamente las infraestructuras de operadoras y bancos tradicionales, pero el día que el desarrollo de bitcoin sea una realidad cercana a cada uno de nosotros, ¿qué ocurrirá?

Conclusión

¿Y por qué realmente todavía no estamos gastando y gastando monedas digitales masivamente? Es algo que aún no se sabe a ciencia cierta, pero la realidad es que el usuario actual de a pie aún no percibe un problema en pagar con el dinero actual o no ve un notable beneficio al hacerlo con la nueva tecnología.

¿Cómo podríamos incentivar este cambio? Es la pregunta que me haría yo si quisiese iniciar una nueva idea en relación a las criptomonedas. ¿Quizá mejorando la seguridad? Aunque, a pesar de los numerosos escándalos relacionados con robos de monedas y fraudes, la realidad es que ha demostrado ser una tecnología casi inviolable.

En definitiva, esta nueva tecnología tarde o temprano entrará en nuestras vidas y de un modo u otro la transformación digital también llegará a la manera que tenemos de entender las transacciones, debido a que la tendencia en internet en el presente es la democratización de productos o servicios que antes podían optar solo unos pocos y la desintermediación eliminando figuras entre consumidores finales.