Alguna vez te has preguntado: «¿esto que estoy haciendo realmente me satisface?». Si lo has hecho, bienvenido a este post donde hablaré acerca de la motivación.

Cuando hablamos de motivación nos referimos a todo lo que nos provoca pasar de la inacción a la acción. Es el impulso que inicia, mantiene y dirige la conducta de una persona con el fin de lograr un objetivo determinado. 

Una correcta motivación nos hace crear, construir, nos alienta a superarnos, a ir más allá, nos devuelve el entusiasmo, la inspiración y la fuerza.

Hay 2 tipos de motivación:

  • MOTIVACIÓN INTRÍNSECA: Se genera desde nuestro interior. 

Nos impulsa a hacer algo el simple deseo o placer de realizarlo, independientemente de lo que recibamos a cambio. Es decir, disfrutamos de la acción en sí misma. Es una motivación más estable y duradera.

Ej: Aprender una nueva tecnología para mantenerte actualizado y disfrutar programando.

  • MOTIVACIÓN EXTRÍNSECA: Se genera desde el exterior.

Nos impulsa a hacer algo la recompensa externa que obtenemos a cambio, no el deseo o placer de la tarea en sí misma. Es una motivación más inestable y menos duradera.

Ej: Aprender una nueva tecnología para recibir el reconocimiento de tu jefe o un aumento de salario.

MENOS POR QUÉS Y MÁS PARA QUÉS

¿Alguna vez te has preguntado para qué” estás haciendo lo que estás haciendo? ¿O justificas tus decisiones o acciones con un “por qué”? Ambas preguntas nos ayudan a encontrar nuestras motivaciones, sin embargo hay distinciones importantes entre ambas:

  • El PARA QUÉ mira al futuro, nos pone en una situación de propósito, nos llena de posibilidades infinitas y nos lleva a responder de una forma más creativa y desde el corazón. 
  • El POR QUÉ mira al pasado y nos lleva a encontrar las causas o justificaciones de nuestras acciones. Con el por qué encontramos una explicación a lo que nos planteamos, pero nos deja en el mismo lugar en el que nos encontramos.

Si basamos nuestras conversaciones en el PARA QUÉ en lugar de en el POR QUÉ, conseguiremos una mirada más positiva, eficaz y futura hacia aquello que queremos conseguir. Por tanto, menos justificación y más acción con propósito.

DESCUBRE CUÁLES SON TUS MOTIVADORES

  1. A la hora de emprender cualquier acción encuentra cuál es tu propósito. Para ello conecta contigo mismo, mira hacia dentro y pregúntate: «¿para qué lo hago? ¿Y para qué más?».
  2. Identifica los recursos positivos que tienes a tu alcance, tus fortalezas. Las que te ayudan a conseguir aquello que deseas.
  3. Imagina el escenario que quieres encontrar alcanzando tu meta, visualiza el éxito, pero también ten presente los obstáculos que puedes encontrar para poder trabajarlos.
  4. A cada objetivo que te plantees tendrás que aplicarle la técnica oportuna. Aprender alguna técnica o generar una estrategia es imprescindible si queremos conseguir nuestros objetivos.
  5. Actúa, porque nada se consigue desde el pensamiento y no es suficiente con quererlo. Cada paso que des, por muy pequeño que sea, te acercará a tu meta. Así que adelante.

Ahora que ya sabes cómo descubrir tus motivadores, ¡ve a por lo que quieres! Confía en tus fortalezas. Empieza hoy y no procrastines: menos excusas y más acción. Sé constante con tus objetivos. No te desanimes si te equivocas, ya que esto forma parte del proceso. Y rodéate de gente que crea en ti.