Menos por más

A la hora de plantear soluciones visuales a problemas digitales es común caer en la creación extensiva de pantallas para tratar de abarcar la experiencia (de usuario) que se pretende crear de la manera más detallada posible antes de empezar a desarrollar con código. Este comportamiento es especialmente notable en las metodologías en cascada a las que estamos tan acostumbrados con respecto a las metodologías ágiles, o al menos así ocurre de manera habitual en el contexto español.
Es un hecho repercute especialmente y, como es lógico, en un fuerte incremento de los tiempos de diseño y desarrollo, con una aproximación que aunque en principio lo que pretende es conseguir un mayor nivel de precisión, lo que favorece habitualmente es la generación de ruido desviando la atención de lo que es esencial en un concepto de producto.

Prototipos y prototipos…

Antes de continuar con el planteamiento de este artículo revisemos qué entendemos por prototipo, ya que la variedad de enfoque puede ser tan amplía que no se entienda con el mismo matiz el concepto que vamos a tratar a lo largo de estas líneas.
Por prototipado entendemos aquel proceso que, de manera rápida y sobre todo con el menor coste posible, nos ayuda a aclarar la viabilidad de un concepto de producto antes de su implementación final.

Entendiendo por «viabilidad» la creación de valor para el usuario final que realmente utilizará la solución (que servirá como aval para la empresa de un futurible retorno de la inversión o ROI y que por tanto hará también viable la inversión en dicho producto).

Más allá de esta idea raíz que es la que justifica la necesidad de un prototipo a la hora de acometer cualquier producto digital, las tipologías son múltiples y encontramos desde versiones que denominamos de «baja fidelidad» resueltas con papel y lápiz a auténticos libros con especificaciones técnicas incluidas, que en función del grado de detalle que mantienen sus pantallas pueden considerarse de fidelidad media o alta. Sobre esta última tipología es sobre la que vamos a dar forma a la idea de «microprototipo».

Objetivo: crear valor

¿Qué sentido tiene dedicar un gran esfuerzo a algo que se utilizará a modo de guía para construir otra cosa? Es habitual querer conseguir un elevado control sobre el desarrollo posterior del concepto siendo muy exhaustivos a la hora de prototipar, preparando montones de pantallas, incluidas aquellas que comprenden funcionalidades secundarias que en una primera aproximación a la experiencia que se pretende generar tienen un papel secundario.

Incluso más allá de funcionalidades con estas características se invierte mucho tiempo en la preparación de flujos y estados de pantalla que, aunque se refieran a aspectos o secciones con mayor relevancia para el usuario de entrada, solo tienen validez real una vez el concepto de producto está en desarrollo y cuando tenemos un control mayor sobre el resultado de la solución (sabemos que funciona, es útil para el usuario final y tanto stakeholders como equipos de trabajo podemos avanzar con seguridad en el diseño final).

Aquí es donde entra en juego y cobra sentido la idea de «microprototipo».

Características y ventajas de un microprototipo

Un microprototipo tiene como objetivo validar, con stakeholders y/o usuarios (sin olvidar que los primeros muchas veces suponen la puerta a los segundos, esos usuarios finales que tanto anhelamos conocer…), los aspectos clave de la experiencia que hacen que un producto digital tenga sentido o no. De modo que se define por:

  1. Ser sencillo: cada microprototipo debe componerse del menor número de elementos posibles para validar una pantalla, interacción y/o sección del producto clave en la experiencia del mismo (para la validación de una sección no debería exceder las 2 o 3 pantallas clave).
  2. Ser complementario a otros microprototipos: la combinación de varios microprototipos que validen los diferentes aspectos de mayor relevancia hace que funcionen mejor en combinación que un flujo de pantallas completo con un alto grado de detalle. Esto es posible porque permiten acotar al tiempo que se eliminan elementos, pantallas y componentes superfluos. La validación se realiza uno a uno.
  3. Permitir la inclusión de más detalles que trabajando con un flujo completo: aunque parezca una contradicción hablar de detalles cuando decimos que hay que simplificar al máximo. Hay detalles que repercuten en gran medida en, por ejemplo, hasta qué punto se entiende el resultado de una interacción. Esto es, en los casos en los que el empleo de una determinada animación es importante para que el usuario se encuentre perfectamente situado cuando el estado de una pantalla cambia, puede ser realmente útil validar este punto y simular la animación para asegurar el mejor resultado. Al ser un entregable muy reducido, un microprototipo permite explorar aspectos de la experiencia con un mayor zoom que el que ofrece resolver flujos de pantallas completos por cuestiones de tiempo.
  4. Obtener feedback antes para corregir el rumbo: cuanto antes eres capaz de conseguir el veredicto de un cliente o usuario, antes puedes rectificar e implementar mejoras. El enfoque «lean» de «fallar lo más pronto posible» viene especialmente a cuento y el microprototipo es un paso más en esa dirección.
  5. Identificar lo importante y quedarse en lo importante: trabajar con microprototipos favorece la jerarquización de «features» que pueda ofrecer nuestro producto digital y, en consecuencia, priorizarlas para entregar a los usuarios el mayor valor posible cuanto antes. De modo que te obliga a centrarte en las cuestiones que realmente importan y a no desviarte de ellas a través de pantallas o interacciones más superfluas en lo que a la experiencia principal se refiere.

Conclusión

El concepto de microprototipo es especialmente útil en metodologías ágiles que integren la experiencia de usuario en la conceptualización de producto. Las ventajas que ofrece a nivel de tiempos, costes y eficacia pueden repercutir notablemente en el refinamiento de esas experiencias desde una fase muy temprana de la gestación de la idea, abriendo un poco más la puerta a las soluciones realmente innovadoras.