La vuelta al cole se suele juntar con el síndrome de depresión postvacacional. Hayamos elegido playa o montaña, o incluso un staycation, la vuelta a la realidad siempre se hace un poco cuesta arriba.
Pero esta cuesta arriba se hace menos cuesta cuando el trabajo que te espera a tu vuelta te gusta y te motiva.
No deja de ser una sensación agridulce que se repite cada septiembre. Se coge con el mismo anhelo por las vacaciones terminadas e ilusión que como cuando íbamos a comenzar un nuevo curso.
Con el paso de los años y las experiencias, compruebas que cuando estás trabajando en una empresa en la que estás contento, te sorprendes a ti mismo cuando descubres que tienes ganas de volver, encontrarte con tus compañeros y seguir con tu trabajo donde lo dejaste antes de irte de vacaciones.
¿De dónde nace esta motivación? Digamos que es un pack que se retroalimenta a sí mismo, en el que intervienen varios factores y donde la marca empleadora tiene un papel importante.
El salario es importante pero ya no es esencial como prioridad a la hora de elegir un trabajo o para sentirse motivado en el que estamos. Los factores que con el paso del tiempo han ganado en protagonismo a la hora de elegir una empresa son los que forman el llamado salario emocional, entre los que tenemos la apreciación y reconocimiento, tanto de nuestros compañeros como superiores, la formación para poder seguir creciendo a nivel profesional a la vez que tu empresa crece y evoluciona, implicación por parte de todo el equipo, la cultura y valores de la empresa, que estén alineados con los de los empleados, buen ambiente laboral, conciliación… todo esto ayuda a que el empleado se sienta y esté comprometido con la empresa.
Un empleado comprometido es un empleado motivado y fidelizado con su empresa.
¡Feliz vuelta de vacaciones!