El transporte del mañana traerá vehículos impulsados por energías alternativas como la solar, la eólica o la que podamos generar nosotros mismos.
El hombre desde sus inicios ha estado en movimiento. El desplazamiento, en nuestros días, dicta nuestras vidas con una fuerte dependencia.
Según avanza al siglo XXI, las emisiones y la contaminación alcanzan límites exorbitantes. ¿Qué ocurrirá cuando seamos más de 9.000 millones de personas? Podemos afirmar, pues, que el modelo de transporte actual está llegando a su fin.
Un poco de historia
El afán de superación del hombre por viajar más rápido, más lejos y de forma más eficiente, ha hecho que desde el inicio de los tiempos, inventase nuevas formas para hacerlo posible.
Allá por el 5000A.C el hombre comienza a usar las canoas, poner velas a los barcos e inventa la rueda.
En 1769, aparece el primer vehículo propulsado por vapor, obra de Nicolás-Joseph Cugnot. Aquello supuso el comienzo del cambio que se avecinaba. Era el fin de la era de los carruajes.
De Photo et photographisme © Roby. Grand format sur demande – own work. Avec l’aimable permission du Musée des Arts et Métiers, Paris., CC BY-SA 3.0, Enlace
La primera revolución industrial comenzó a acelerar la sociedad, generando demandas que hasta entonces no existían como el transporte de gran cantidad de personas. Esto fue posible, gracias a la locomotora de vapor.
En 1885, se crea el primer automóvil propulsado por combustión interna de gasolina. Y es en el siglo XX cuando es considerado como uno de los mejores inventos, bajo símbolo de libertad e independencia.
Éste y otros medios de transporte como los aviones y trenes cada vez más rápidos, han hecho que las personas nos movamos más y más a lo largo del globo terrestre.
La actualidad
El transporte urbano se ha convertido en un gran problema. Gestionar la movilidad de miles de automóviles dentro de las ciudades cada vez mas pobladas, con estructuras más y más complejas está llegando a su fin. ¿Es una solución real los coches voladores como imaginábamos hace 15 ó 20 años?
El automóvil, símbolo de libertad y placer, poco a poco ha ido convirtiéndose en todo lo contrario.
Hoy en día, trasladarse a las ciudades conlleva una gran pérdida de tiempo. El impacto aún se ve minimizado por la libertad de las comunicaciones actuales, esto es, aún viajando en métodos de transporte públicos podemos atajar medianamente este desperdicio realizando alguna tarea. Pero lo que sí es totalmente cierto, es que desplazarse en coche es una gran y valiosa pérdida de tiempo y de dinero. Además contribuye al estrés personal lo que, una vez más, repercute en el trabajo, disminuye la creatividad y por consiguiente alimenta la rueda del desperdicio.
Poco a poco la sociedad y la industria del automóvil, han hecho que la venta de coches se dispare. Empujando a los clientes a prestar dinero para adquirirlos y mantenerlos.
El futuro augura otro tipo de vehículos y modelos de negocio asociados al desplazamiento humano.
¿Qué nos depara el mañana?
El coche del futuro ha dejado de ser objeto de nuestros sueños, para dar paso a ser un servicio más, como el agua y la luz.
Empresas como Car2Go, o Uber, están revolucionando el mundo del transporte en ese sentido.
La industria automovilística se medirá pues por el número de km que hagan sus vehículos y los pasajeros que muevan al día. Ofrecerán coches autónomos disponibles para cualquiera en cualquier lugar.
Los coches del futuro formarán parte de las ciudades inteligentes como un solo ente y ya no serán poseídos por cada uno de nosotros, si no por la gran red del internet del futuro. Un internet diferente al que ahora conocemos, el internet de las cosas conectadas e inteligentes. Éstas ciudades, analizarán en tiempo real el flujo de máquinas y personas, adaptando las necesidades en cada momento para ser más eficientes.
De esta manera, los dispositivos móviles para transportar personas, se encontrarán siempre en funcionamiento desplazando individuos de acá para allá. Podrá llevar al ejecutivo al trabajo a primera hora y posteriormente a la madre con los niños al colegio. Les recogerá a ambos a sus respectivas horas de salida y finalmente llevará al teatro a la pareja o a un grupo de amigos al lugar de ocio.
Estudios, demuestran que los coches del presente se encuentran el 80% de su tiempo de uso aparcados en zonas de alto valor dentro de las ciudades, con lo cual, son necesarias infraestructuras de almacenamiento para estos vehículos. ¡Qué disparate, además éstas van dirigidas a máquinas y no a las personas! Esto es algo que debe cambiar.
El nuevo coche del futuro, será plegable y no usará terreno urbano para aparcar. No tendremos que preocuparnos de un vehículo, de cerrarlo, de saber dónde está, de pagar el seguro o si se deteriora.
Estarán llenos de sensores y con sistemas de información en tiempo real, detectando nuestra presencia y adaptándose al entorno. Detectarán nuestra presencia y serán proactivos. Bajo nuestros gustos, ofrecerán un paseo por zonas que nos agraden o un viaje que ya tengamos programado.
Nuevos servicios y modelos de negocio, aparecerán junto con la nueva industria automovilística. Tales como, nuevos seguros personalizados y a tiempos parciales, distribución de servicios como Uber o Cabify…, y nuevas plataformas distribuidas “sin conductor” surgirán con ayuda de tecnologías como blockchain. Estas plataformas, se servirán de interfaces avanzados de voz, que harán que la experiencia de usuario sea única, sin necesidad de usar nuestro smartphone.
Imagine tours proporcionados por automóviles robotizados que saben los gustos de pasajeros, preferencias y destinos anteriores. Pueden aprovechar su perfil de medios sociales para recomendar restaurantes, tiendas y experiencias de entretenimiento.
Empresas como MobileEye, comprada por Intel, ya trabaja en ello. El futuro de la movilidad no ha hecho más que comenzar.
Los desplazamientos cortos y dentro de las ciudades, harán que proliferen dispositivos ligeros y eléctricos como monopatines a motor, patines, etc. Dispositivos móviles a batería y/o movidos por nosotros mismos.
En definitiva, la tendencia será a la desaparición de los grandes motores y ruidos en las ciudades. Las smart cities del futuro gozarán de una movilidad libre de coches tal y como ahora lo conocemos.
Por estas y otras razones, la industria automovilística sufrirá cambios importantes en poco tiempo. Desaparecerán fábricas y aparecerán nuevas oportunidades junto estos hechos.
Termino con una reflexión y con un vídeo del coche volador propuesto por Airbus.
En ocasiones hablo de todos estos temas con compañeros y conocidos, y piensan lo lejos que queda todo esto. IoT, por allí y por allá, y quizá no se han parado a pensar que muy posiblemente ya llevan encima varios objetos conectados y apenas se han percatado. La conexión absoluta, irá calando en nuestras vidas como lo han hecho otras tecnologías como el smartphone y cuando precisamente ocurra eso, será cuando nos veamos inmersos en lo que es llamado el principio de la computación ubicua, es decir, será cuando los ordenadores estén por todas partes miremos hacia donde miremos.
https://www.youtube.com/watch?v=Uhtkiko_Um0