Impacientes
¡Qué difícil es tener paciencia en un mundo en el que esperamos que las cosas lleguen de forma rápida y donde buscamos que la gratificación sea inmediata! Todo lo queremos para “ya” y nos repetimos habitualmente frases como “corre, que el tiempo es oro”.
Y es que, a lo largo de la vida, nos marcamos una serie de objetivos o metas que, si no las conseguimos en el tiempo que esperamos, nos pueden llevar a la frustración, a la angustia y a la derrota.
A todos nos ha pasado tener que esperar para conseguir algo que queremos. Pongamos algunos ejemplos de situaciones que a todos nos pueden sonar, desde las más profesionales a las más cotidianas: un cambio de proyecto, un reconocimiento por parte de un jefe, una subida de salario, la espera en un atasco, la espera de bajada de peso tras la dieta que empezaste el lunes, por no decir todas las largas colas que tenemos que esperar ahora para mantener la distancia de seguridad a causa de la COVID… ¿Te suena?
Nuestras reacciones
Ahora para y piensa: ¿cuál suele ser tu reacción cuando no consigues aquello que te propones en el tiempo que quieres o esperas?… Sea la respuesta que sea, lo que es seguro es que te genera sensación de malestar.
Pues tengo dos noticias: una buena y otra mala. La mala es que no podemos hacer nada porque aquello que queremos que suceda llegue con la rapidez o inmediatez que esperamos o deseamos. Y esto es algo que todos tenemos que aceptar, y cuanto antes mejor.
La buena es que podemos entrenarnos en una conducta denominada: PACIENCIA, la cual nos va a ayudar a activar nuestro sistema de calma y a mantenernos en el presente, en el aquí y en el ahora.
¿Y qué ganamos con ser pacientes? La paciencia es clave para alcanzar el éxito. Con la paciencia aprendemos a aceptar que las cosas externas no podemos controlarlas ni hacer que ocurran en el momento que queremos. De tal forma que nos ayuda a hacernos conscientes de que lo único que podemos controlar es nuestro mundo interior, siendo clave para acercarnos con seguridad y confianza a las metas que queremos conseguir.
La otra pregunta que habría que hacerse es: ¿cuáles son los inconvenientes de la impaciencia? La impaciencia nos va a generar malestar, estrés y baja tolerancia a la frustración. Además también nos va a hacer más controladores de todas las situaciones externas que vivimos, cuando esto es algo que, lamentablemente, está fuera de nuestro control.
Entonces, sabiendo todas las ventajas de ser pacientes, ¿qué podemos hacer para conseguirlo?
A continuación os dejo una serie de tips que nos ayudarán a ser más pacientes:
Consejos para impacientes:
- Reconoce los disparadores de la impaciencia. Qué es lo que desencadena tu impaciencia y te hace estallar. Pregúntate: ¿qué es lo que más me molesta de este momento específico? ¿por qué me siento así?
- Reconoce la sensación de malestar que te genera la impaciencia. Esa sensación vendrá acompañada de emociones y sentimientos como ira, miedo, frustración, incertidumbre… Las cuales a su vez se mantienen por los pensamientos que las alimentan. Lo importante aquí es darte cuenta de esos pensamientos que son los que están alimentando esas emociones y esas sensaciones. Una vez eres consciente de ello, cambia tus pensamientos por otros más realistas, centrados en el momento presente, que te ayuden a cambiar de perspectiva y a actuar dentro de lo que está bajo tu alcance.
- Renuncia al control. Trabaja tus expectativas contigo mismo y en relación a los demás. Ponerse metas altas y poco realistas dificultará tu paciencia. Controla solo tu mundo interior, deja ir, fluye, trabaja contigo mismo y confía en ti y en tus posibilidades. El mundo exterior es imposible de controlar, por tanto no luches por tener el control de todo.
- Acepta que a veces no podemos cumplir con nuestras expectativas. Pero controla la frustración, no te castigues a ti mismo, ni a los demás. Sé amable, actúa con flexibilidad y déjate sorprender por los cambios que aparezcan en tu vida. Abraza la incertidumbre.
- Vive en el presente. Vivimos esperando que llegue un hipotético futuro, pensando que quizás éste pueda ser mejor que el presente que estamos viviendo ahora. Pero eso no podemos saberlo hasta que ocurra. Por tanto, lo importante es mantenerse en el aquí y en el ahora, porque el presente es el único momento donde puedes actuar y donde puedes hacer algo para intentar mejorar y conseguir tus metas.
- Disminuye tu velocidad. Ve despacio. Intenta no actuar con el piloto automático y con el multitasking. Disfruta de cada cosa y de cada tarea que hagas, poniendo en ella los 5 sentidos. Y no empieces otra tarea hasta no finalizar la que tienes en marcha; ya sea al lavarte los dientes, al conducir, al comer, al dar un paseo… Haz una pausa y contrólate a ti mismo. No dejes que las circunstancias externas te dominen a ti.
Ahora, no seas impaciente por ser paciente. Con calma pon en práctica todos estos tips que espero que te sean útiles y puedan ayudarte a alcanzar todo aquello que deseas en el futuro.
¡Feliz presente!