¡No sabemos qué está pasando ahí fuera! Sí,… ahí fuera.
Ahora mismo, solo conocemos lo que nos dicen, lo que creemos que está ocurriendo, lo que percibimos, el cómo nos sentimos y cómo esto nos está afectando.
Solo y exclusivamente podemos ser conscientes y conocer la realidad sobre cómo estamos viviendo esta situación a cada uno de nosotros a título personal.
Tenemos que aceptar y ser conscientes de que las medidas de prevención establecidas pueden durar muchos días y que esto, posiblemente, nos hará sufrir una variedad de estados mejores y otros no tan buenos en casa.
Desde Kairós DS hemos lanzado diferentes tips muy interesantes sobre #KairósSeQuedaEnCasa donde algo muy importante es: ser paciente.
¿CÓMO GESTIONAMOS ESTO CUANDO ES IMPOSIBLE PENSAR Y HABLAR DE OTRO TEMA?
Son muchas las iniciativas que se están llevando a cabo. Artistas compartiendo su música por redes sociales de manera gratuita, listas inmensas de películas y series, escritores que comparten sus libros gratis, profesionales del fitness compartiendo rutinas para no dejar de estar en forma…
Sin embargo, el famoso coronavirus está provocando gran preocupación y malestar emocional en la población por la incertidumbre que genera el rápido contagio del virus, el conocimiento del alto número de personas contagiadas y fallecidas, la cantidad de limitaciones que nos está suponiendo el estar sin salir de casa y, en muchos casos, la desesperación de tener que trabajar con niños pequeños los cuales no entienden la situación pero sí entienden que sus papás están en casa y requieren de su atención.
¿Os estáis dando cuenta de la importancia que está teniendo para nosotros no tener un contacto físico social con nuestros seres más cercanos?
¿Os estáis dando cuenta del aumento de videollamadas con amigos y familiares que se están haciendo estos días?
Podemos aprovechar para estar más tiempo en familia, compartir momentos de ocio, jugar a juegos de mesa, practicar baile o disfrutar de nuestro hogar con nuestros seres más queridos, ya que la REALIDAD no podemos cambiarla.
El miedo es una de las principales emociones que ahora predominan en el aire. Es una emoción desagradable, pero necesaria y adaptativa, por lo que es muy importante en primer lugar asumir la situación por la que estamos pasando para adaptarnos al contexto.
La huella que en cada uno de nosotros deje esta situación, dependerá de cómo cada uno de nosotros lo gestione.
1. Identifica los pensamientos que te generan malestar. Es el paso más importante y complicado a la vez, pero es imprescindible saber qué nos está produciendo este malestar.
¿Qué he pensado en el momento en el que he empezado a encontrarme mal? ¿Qué ideas he generado sobre lo que está pasando?
2. Reconoce las emociones que surgen con estos pensamientos y acéptalas. Es normal sentirnos tristes, frustrados por no poder solucionar lo que ocurre e incluso vulnerables sobre algo que ni siquiera es palpable.
Estas emociones suelen ser negativas, intensas y duraderas, poniendo palabras por medio como: horrible, insoportable, insuperable, terrible…
En ocasiones, el compartirlo con personas cercanas puede aportarte ayuda, confianza y liberación.
3. Maneja el pensamiento.
Una vez identificado el pensamiento que nos provoca esta emoción… ¡vamos a trabajarlo!
¿Qué consecuencias tiene para mí pensar así? ¿Me ayuda a solucionar el problema? ¿Me hace sentirme mejor para sobrellevarlo?
4. Establece la realidad. Ordena la información que tienes y evita información que no provenga de fuentes no oficiales. De esta manera, irás poco a poco aceptando la situación de manera objetiva y gestionarás las emociones adecuadamente.
¿Es totalmente cierto este pensamiento? ¿En qué pruebas me baso? ¿Podría existir otra explicación u otra forma de pensar más realista? ¿Es un hecho probado científicamente?
¡Te propongo una cosa! Dentro del horario que te has marcado estos días, al final de la tarde/noche (cuando los peques estén rendidos y te toque disfrutar de la tranquilidad), dedícale 10 minutos a pensar sobre aquellos pensamientos que en el día de hoy han pasado por tu cabeza, anótalos y trabaja sobre ellos para que mañana, si vuelven a aparecer, tengas una gran respuesta que darle.
¡MUCHO ÁNIMO!