De la idea al aplauso: la guía definitiva para vencer el miedo escénico y compartir tu conocimiento
¿Alguna vez has pensado en vencer tus miedos y lanzarte a dar una charla técnica? Esa señal de miedo y emoción indica que estás preparada para salir de tu zona de confort. Ahí es donde comienza la transformación.
Dar una charla, ya sea técnica o no, es un gran desafío. La razón que te lleva a afrontar ese desafío es el motor que te impulsa a dar ese pequeño paso.
Se trata de un reto personal, de demostrarte a ti misma que eres capaz de hablar en público. Tal vez buscas dominar un tema y crees que la mejor forma de aprender es enseñar o, quizás, has tenido un momento “eureka” y quieres compartirlo.
Qué me impulsa
En mi caso hay dos razones principales:
- Mejora laboral. Solemos pensar que si hacemos bien nuestro trabajo, este hablará por sí mismo con suficiente fuerza. La realidad es que tenemos que comunicar nuestros logros, para que sean conocidos. Y más si somos mujeres ya que hay disparidad en la cantidad de mujeres que llegan a manager respecto a los hombres: 87 mujeres por cada 100 hombres (Women in the Workplace 2023, McKinsey), siendo más acuciante si hablamos de mujeres racializadas. De ahí que sea primordial decir, alto y claro, quiénes somos y cómo podemos aportar valor.
- Nuevas voces. Recuerdo una conversación con una referente del sector que me decía que tenía que haber un cambio generacional, que siempre llamaban a las mismas. Pero, si ellas no están, ¿a quién llaman?
Saber este porqué nos ayuda a que los retos que vamos a enfrentar sean más livianos. Conocer nuestras motivaciones, nos motiva para seguir adelante y nos ayuda a relativizar los desafíos que se nos presentan.
Retos
Reto 01: ¿De qué hablo?
Aún no tenemos nuestra charla y ya se presenta el primer reto: el miedo al folio en blanco. Tenemos alguna idea… pero ¿será lo suficiente relevante como para hacer una charla? ¿Podrá interesarle a alguien?
Estrategias y tácticas
Para poder romper el miedo al folio en blanco, lo primero es tener ideas. ¿Cómo lo consigo?
- Ten los oídos abiertos: Escuchar de qué se habla en reuniones, meetups, congresos,… te va a mostrar de primera mano cuales son las inquietudes actuales del sector. Apunta ideas que te vayan viniendo, luego puedes revisarlas e investigar más a fondo cómo enfocarlo.
- Vence el folio en blanco: Existen tácticas concretas como por ejemplo, sentarse y empezar a escribir lo primero que se nos venga a la cabeza hasta desbloquear el tema. Otra opción es pelotear con una IA para generar una lluvia de ideas inicial. ¡Ojo! No hablo de que os haga la charla, si no que desbloquee vuestra creatividad.
- Valida con tu entorno: Pregunta a alguien cercano cuyo criterio técnico valores sobre tu idea. Te puede dar esa validación que necesitas, además de aportar otros puntos de vista que puedan ampliar tu charla.
Oportunidades
Estos miedos tienen un nombre: el síndrome de la impostora. Ampliar nuestro conocimiento sobre el tema y tener la validación de personas que son relevantes para nosotras, puede ayudarnos a minimizar su impacto.
Estar atentas a nuestro alrededor, nos va a crear el hábito de sistematizar la creación de contenido. Esto nos va a permitir dos cosas:
- Conocer nuestra voz, con la que estemos cómodas
- Qué nichos de contenido tenemos libres
Me gustaría traer aquí un caso actual, Mía Salazar. Participó en el TechShession de 2023, afianzándose en el nicho de la accesibilidad. Durante estos dos años, además ha ido buscando su voz, llegando a encontrar un tono divertido y desenfadado.
Reto 02: ¿Y si me quedo en blanco?
Una vez aceptada nuestra propuesta, el siguiente reto es subir al escenario y dar nuestra charla.
Estrategias y tácticas
Aquí vamos a dividirlo en aquello que podemos controlar y aquello que no podemos controlar.
¿Qué podemos controlar?
- Nuestra familiaridad con el texto. No hay una fórmula mágica, es ensayar, ensayar y ensayar. Practícalo hasta que te sea familiar.
- El espacio. Es algo que podemos preguntar a la organización y utilizar para ensayar nuestra charla en un entorno similar.
- El nivel de incertidumbre. Podemos elaborar una lista de posibles escenarios que nos puedan pasar y elaborar tácticas para superarlos. Por ejemplo: llevar un gif animado o una serie de slides con fotos de las partes más relevantes, de ese vídeo que queremos mostrar, por si no se reproduce.
¿Qué no podemos controlar?
- Los olvidos. Aquí nos podemos apoyar en nuestras propias slides o llevar tarjetitas con apuntes que nos lleven a recordar de qué queríamos hablar. Es importante que no leamos, si no que sea un apoyo a nuestra oralidad.
- Nuestros nervios. Hay algunos pequeños tics que son un poco incontrolables. Practicar con público que nos de feedback, nos puede ayudar a conocerlos y así tener pequeños trucos que nos ayuden a camuflarlos. El más típico es el temblor de manos, que podemos mejorar teniendo algo en las manos, como una botella de agua.
- Lo imprevisible. Por mucho que queramos, no vamos a tener soluciones a todo aquello que nos puede pasar. Lo que sí podemos gestionar es cómo nos afecta. Una forma de controlar los sentimientos y emociones es darles nombre. Expresar el momento del lapsus al público, le permite empatizar con nosotras.
Oportunidades
Enfrentarnos al escenario nos va ayudar a conocer nuestra tolerancia a la incertidumbre y vamos a crear estrategias para minimizarla. Habilidades que nos vendrán muy bien en conversaciones incómodas, como una entrevista de trabajo o una petición de subida salarial.
Nos ayudará a aprender a relativizar los fallos y normalizar que son parte del camino.
Aquí el feedback es bastante más inmediato, ya que nuestra autoestima aumentará cuando escuchemos los aplausos.
Reto 03: ¿Y si me preguntan?
A veces tenemos miedo a que nos pregunten algo incómodo. Pero vernos ante un público sin dudas, también puede ser intimidante.
Estrategias y tácticas
Para poder llegar más tranquilas al turno de preguntas, una estrategia que podemos seguir es la de prever qué preguntas nos pueden hacer. Si ensayamos con público, le podemos pedir a este que nos transmita las dudas que le puedan surgir. Si no tenemos la posibilidad de un público, podemos pasarle la charla a una IA y que esta nos sugiera posibles preguntas.
Estas preguntas nos pueden dar pie a ampliar algún punto que no nos de tiempo durante la charla. Podemos usar esos minutos extra para hacernos una pregunta retórica o podemos tener una cómplice en el público que nos haga esa pregunta que traemos de casa.
Tenemos que ser empáticos con el público, ya que ellas también pueden sufrir el mismo miedo que nosotras al exponerse públicamente: ¿mi pregunta es relevante? Es muy positivo animarlas a preguntar en privado, en un entorno dónde se pueden sentir más augusto.
Es importante recordar que si nos hacen una pregunta que no es pertinente, estamos en nuestro derecho a no responder. Dependiendo de la misma, podemos hacerle ver que lo que nos cuestiona queda fuera del ámbito de la charla o le podemos animar a que nos pregunte en privado.
Oportunidades
La oportunidad más grande que tenéis es la propia persona que os pregunta. Quién se acerca con una pregunta sincera es una posible conexión de alta calidad: es una posible colaboradora, mentora… o incluso una empleadora.
Además de que esas preguntas os pueden dar la clave… de vuestra próxima charla.
Reto 04: ¿Cuál es tu reto personal?
Además de estos retos, también vas a enfrentarte al tuyo propio. Tus motivaciones, te van a dar una pista de cuáles son los retos que vas a tener que enfrentarte.
Preguntando en mi entorno, se perfilaron dos principales retos:
- El conocimiento relacionado con el tema en cuestión
- El síndrome de la impostora
Pero que traían consigo oportunidades que nos pueden ser muy atractivas:
- Perfilarse como experto en el tema en cuestión, ya que la propia preparación de la charla nos ayuda a ampliar nuestros conocimientos.
- Poder hablar de temas que nos interesan a nosotras, usando la tecnología cómo vehículo
- Descubrir nuestra que nuestra voz y nuestro punto de vista aportan e importan
Ahora te toca a ti. Deja un comentario abajo contándonos: ¿Cuál es el reto que más te frena? Y si esta guía te ha servido, ¡compártela con esa persona que te gustaría ver brillar sobre un escenario!
Bibliografía:
Mamá quiero ser ponente – Marisa Martín y Lourdes Martínez
Cómo preparar un buen Call for Papers – Laura Lacarra
¿Quién soy yo para dar una charla? – Ari
Comunica de forma persuasiva. Conoce algunos trucos que pueden ayudarte – Cristina Aranda
A ellas se les da bien, pero yo seguro que lo hago fatal – Raquel Lainde



